La campaña de 1992 logró un cambio significativo en la percepción pública sobre la seguridad vial
En 1992, la Dirección General de Tráfico (DGT) lanzó una de sus campañas más recordadas y efectivas en materia de seguridad vial. La misma se enmarcaba dentro de los esfuerzos continuos para reducir la siniestralidad en las carreteras y fomentar una conducción más segura y responsable entre los conductores españoles.
No en vano, a principios de los años 90, España enfrentaba un alto índice de accidentes de tráfico y mortalidad en las carreteras. La conciencia sobre la seguridad vial estaba en crecimiento, pero aún había mucho trabajo por hacer para cambiar las actitudes y comportamientos de los conductores.
Los anuncios siempre empezaban con la frase «Las imprudencias se pagan», y continuaban con un «caro», «muy caro», «no sólo las pagas tú».
Los anuncios de la campaña eran conocidos por su estilo directo y, a veces, gráfico. Utilizaban imágenes reales de accidentes y testimonios de víctimas y familiares para subrayar la importancia de una conducción segura.
La campaña de 1992 logró un cambio significativo en la percepción pública sobre la seguridad vial. Los conductores comenzaron a tomar más en serio las advertencias sobre los peligros del alcohol al volante y la importancia del uso del cinturón de seguridad.
Según informes posteriores, hubo una disminución notable en el número de accidentes y víctimas mortales en las carreteras españolas. La campaña ayudó a crear una mayor conciencia sobre la necesidad de una conducción responsable y respetuosa con las normas de tráfico.
La campaña de la DGT en 1992 representa un hito en la historia de la seguridad vial en España. Con mensajes directos, el uso de diversos medios de comunicación y un enfoque en la concienciación sobre los peligros de la conducción imprudente, esta campaña logró no solo reducir los accidentes de tráfico en el corto plazo, sino también instaurar una cultura de mayor responsabilidad al volante que perdura hasta hoy.