La campaña de Halcón Viajes se convirtió en un éxito gracias a un personaje que podía ser como cualquiera
Unas gafas de buceo, un tubo y unas aletas encandilaron a toda una generación de treintañeros. Aquel anuncio no duraba mucho más que un suspiro, pero su recuerdo sigue vivo hoy.
Estamos hablando de Curro y de la campaña de Halcón Viajes que vio la luz en 1996, una época en la que los hábitos viajeros de los españoles eran muy diferentes de los actuales. En ese momento, la clase media del país no visitaba otros países durante sus vacaciones, sino que se decantaba únicamente por destinos nacionales.
En este marco, Halcón Viajes lanzó una campaña desarrollada por la agencia Tapsa encaminada a convencer al público de que llegar al Caribe estaba al alcance de cualquiera.
Para ello se definió un personaje que, a priori, no tenía nada especial: ni alto ni bajo, ni guapo ni feo. Apenas una sonrisa y ni media palabra durante el tiempo de duración del spot. Y esa fue, precisamente, la clave de su éxito: la capacidad de identificarse con esa clase media española. Si Curro se podía ir al Caribe, ¿por qué no el resto?
De este modo “Y como Curro me fui al Caribe” se convirtió en una frase popular, usada para referirse a cualquier situación en la que alguien lograba algo deseado o se tomaba un descanso bien merecido.
La campaña fue tan exitosa que Curro se convirtió en un sinónimo de vacaciones y descanso, y su imagen ha quedado grabada en nuestra cultura popular.